La desparasitación, tanto interna como externa, es esencial para nuestras mascotas.
¿Por qué debería desparasitar a mi perro externamente?
Las garrapatas, pulgas, mosquitos y otros insectos son transmisores de diversas enfermedades de diferente gravedad. Y no sólo a las mascotas: a nosotros también nos las pueden transmitir, como por ejemplo la enfermedad de Lyme.
Hay múltiples factores que influyen en que un animal contraiga una enfermedad o no, como la raza, el estado inmunitario y la carga de parásitos, por ejemplo. En esto último podemos influir gracias a los antiparasitarios que disponemos hoy en día.
La desparasitación externa supone un pilar esencial en la prevención de enfermedades como babesiosis, erlichiosis, dirofilariosis… y la más temida, la leishmaniosis.
¿Cuándo debo hacerlo?
Como otras muchas preguntas, no tenemos respuesta definitiva. Y eso es porque el ciclo vital de los parásitos depende mucho del clima, que varía anualmente.
Nuestra recomendación es mantener la prevención mediante desparasitación durante todo el año, si bien existen épocas de mayor riesgo, que es cuando los parásitos desarrollan su ciclo.
Consideramos que la época de riesgo en la Sierra de Madrid abarca, en términos generales, desde febrero-marzo hasta octubre-noviembre. No obstante, la población de parásitos no es constante, y se presentan algunos “picos” en los meses donde confluyen temperaturas suaves y humedad, habitualmente: mayo-junio y finales de agosto-septiembre.
¿Con qué lo desparasito?
Muchos sois los que nos consultáis acerca de cuál es el mejor método, pero no existe una respuesta para todos. Por eso hemos decidido hacer este resumen con los pros y contras de cada uno, y en función de eso podáis decidir qué os conviene más.
¡Recordad! En todo momento hablamos de parásitos externos, no internos.
Pastillas
Actualmente, existen moléculas muy eficaces para el control de pulgas y garrapatas. Han resultado ser muy útiles en el tratamiento de infestaciones masivas. Su duración, en función del fármaco, va desde 1-3 meses, y durante ese tiempo el animal puede bañarse sin problemas. Sin embargo, desaconsejamos su uso en solitario, ya que la gran desventaja es que no protegen frente al phlebotomo transmisor de la leishmania.
Pipetas
Esas grandes conocidas. Se trata de una solución de aplicación tópica, es decir, debe ponerse en la piel del animal. En la mayoría de los casos, se absorbe mediante la capa de grasa de la piel para distribuirse en la red capilar de la misma. La consecuencia directa de esto es que el animal no puede bañarse (con o sin champú) ni 48 horas antes ni 48 horas después de la aplicación (esto puede variar en función de la marca de la pipeta). Además, deberemos esperar al menos 2 semanas para poder bañarle con jabón. En caso de que ocurriera, comentaros que la salud de vuestra mascota no corre peligro: simplemente el producto pierde eficacia.
La duración promedio de estos fármacos son 4 semanas para pulgas y garrapatas. En su mayoría, son eficaces para la prevención de leishmaniosis, y, pasadas las 48 horas de su aplicación, son seguros para los niños pequeños que convivan con el perro.
Collares
Existe mucha variabilidad entre los collares disponibles en el mercado, que se refleja en el precio. La principal diferencia es la presentación del principio activo, que puede ir presentarse como polvo o en sustancia oleosa.
La duración de su eficacia va desde los 4 hasta los 8 meses.
Spray
Quizás la opción menos conocida. Es la opción ideal en casos con mucha infestación y/o animales de muy corta edad. Sin embargo, no son aptos para prevenir la leishmaniosis. Pueden ser útiles si las aplicamos antes de viajar a una zona donde sepamos que hay alta concentración de pulgas y/o garrapatas (ej: vaquerías, zonas de ganado ovino/caprino…).
Entonces… ¿Cómo lo hago?
Desaconsejamos el uso de pipetas y collares de aceites esenciales como única medida preventiva de desparasitación. Sustancias como el geraniol han demostrado tener cierto efecto repelente en estudios in vitro (estudio); no obstante, resultan insuficientes para prevenir la leishmaniosis (estudio).
Tomando todo esto en consideración, más el factor económico, cada cual debe considerar qué plan se ajusta mejor a sus necesidades. ¿Nuestra recomendación? Emplear al menos uno de los tres formatos existentes, reforzando en las épocas de mayor actividad de los parásitos.
Por ejemplo, en el caso de un cachorro que rompe todos los collares, habrá que emplear pipetas.
No hay nada fijo, y eso es lo bueno de la desparasitación, que podemos adaptarla a nuestras necesidades y las de nuestra mascota.