Golpe de calor

Os traemos un resumen de uno de los peligros más habituales para nuestras mascotas en esta época: el golpe de calor. Ocurre cuando el perro (¡o el gato!) no es capaz de eliminar el calor adecuadamente. Es más o menos conocido, pero debemos saber identificarlo lo más rápidamente posible. De esta forma podremos disfrutar más y mejor con nuestros compañeros peludos del verano.

El porqué del jadeo

Los perros y los gatos no sudan: eliminan el calor principalmente mediante el jadeo. Al jadear, incorporan aire relativamente frío a los pulmones, pero también consiguen enfriarse por la evaporación del agua que hay en la boca. Si el ambiente es muy húmedo, la evaporación se dificulta. Por eso, cuanto más húmedo sea el ambiente, peor eliminan el calor. Y es esto lo que hace de los coches cerrados una trampa moral.

En un coche no sólo cuenta la temperatura, sino también la humedad relativa, que va aumentando con el jadeo y dificulta la eliminación del calor corporal.

Por eso también mucho ojo cuando vayamos a un lago, río o playa con nuestro perro. Disfrutará mucho en el agua, pero puede regresar todavía mojado al coche, lo que aportará más humedad al ambiente. Y, a pesar de que acabe de llegar de nadar, podemos encontrarnos en casa un inicio de golpe de calor.

¿Qué complicaciones puede haber?

El resultado de todo esto es que en el golpe de calor la temperatura corporal del animal comienza a aumentar. Y cuidado, porque la única forma de medir la temperatura de forma fiable es un termómetro vía rectal.

Los órganos están acostumbrados a trabajar a una temperatura idónea, y en el momento en que ésta se dispara, empiezan a fallar (Insuficiencia Renal Aguda, arritmias, Insuficiencia Hepática, etc.). Según la gravedad, podemos encontrarnos desde una ligera deshidratación hasta un estado de shock, pasando por hipoglucemia o convulsiones. Uno de los peligros más graves es la Coagulopatía Intravascular Diseminada (CID). Este tipo de complicaciones más graves del golpe de calor no aparecen de inmediato, sino en los días posteriores. Por ello insistimos en la importancia de un adecuado seguimiento veterinario.

¿Cómo lo detecto?

Hay algunos síntomas del golpe de calor que podemos detectar en mayor o menor grado, en función de la gravedad:

  • No quiere moverse.
  • Jadea mucho, rápido y de forma superficial.
  • Mucosas muy rojas o incluso oscuras.
  • Aumento de la frecuencia cardiaca
  • No es capaz de caminar
  • No responde a estímulos
  • Por supuesto, aumento de la temperatura corporal.
¿Cómo se trata?

En estos casos la recomendación es acudir urgentemente al veterinario, ya que la sueroterapia intravenosa es fundamental, y en ocasiones pueden necesitar oxigenoterapia. Sin embargo, en caso de no poder acudir inmediatamente, hay que procurar disminuir la temperatura corporal, pero teniendo en cuenta:

  • Que no debemos bajar la temperatura demasiado rápido: ya que podemos pasarnos y bajarla demasiado (hipotermia) o generar un efecto rebote.
  • Que no debemos aplicar demasiado frío, ya que podemos provocar vasoconstricción de los vasos sanguíneos de la piel. Y esto es contraproducente para la eliminación de calor.

Por tanto, la mejor opción es mojar por completo al animal con agua fresca pero no helada, y después aplicar un ventilador. También es importante monitorizar la temperatura durante las horas siguientes.

Si la temperatura sigue sin bajar, puede deberse a otras causas (infecciones, intoxicaciones…), por lo que hay que llevar a cabo pruebas diagnósticas (análisis de sangre, ecografía, analíticas específicas…).

¿Qué animales tienen más probabilidades de sufrir un golpe de calor?
  • Cachorros: ya que su “termostato” no está ajustado, y pueden tener problemas para regular la temperatura.
  • Animales mayores.
  • Animales obesos o con sobrepeso: la grasa es un aislante, que en invierno funciona muy bien frente al frío, pero en verano se convierte en un arma de doble filo.
  • Cobayas: no podemos olvidarnos de otro tipo de mascotas, y las cobayas son susceptibles de este tipo de problemas.
  • Braquicéfalos: hay que tener en cuenta que si nuestra mascota es de hocico chato, seguramente le sea más complicado eliminar el calor. Esto puede hacer que generen más saliva y secreciones, que pueden ir a parar a los pulmones y dar complicaciones. Por eso, aunque nuestra mascota “respire mal” de forma normal (ronquidos, jadeo excesivo, etc.) debemos estar muy pendientes, ya que puede desembocar en un problema mayor.

Este tipo de problema se identifica fácilmente mediante auscultación, pero podemos estar atentos a los signos clínicos: jadeo incesante, aumento de ronquido, toses, vómitos, aumento de la producción de moco.

¿Cómo lo puedo evitarlo?

Hay muchas recomendaciones para evitar al máximo el riesgo de que nuestra mascota sufra un golpe de calor:

  • Evitar salir a pasear o al jardín en las horas de más calor.
  • Procurar pasear por zonas ajardinadas, y evitar el asfalto, que acumula más temperatura.

    Algunos tipos de fruta, como la sandía, son beneficiosos para nuestras mascotas
  • Asegurarse de que el animal posee agua fresca en todo momento, para prevenir la deshidratación. Incluso podemos llevar bebederos portátiles durante los paseos.
  • Facilitar zonas en el jardín o la terraza donde el animal pueda refrescarse: cesped, bañeras, mantas refrigerantes…
  • Establecer zonas con sombra, mediante árboles, techado, rafias… De esta forma el suelo se mantendrá fresco más tiempo. Hay que tener en cuenta que los colores claros reflejan la radiación, mientras que los oscuros absorben más el calor.
  • Mantener a las mascotas en sitios con buena ventilación, para que no se acumule humedad en el ambiente.
  • Proporcionar comida fresca o con mucho aporte de agua, como sandía, melón, helados caseros para perros, etc.

Y como siempre os recordamos, es importante tener en casa el botiquín de nuestra mascota. Y algo que nunca puede faltar es un termómetro, ya que la única manera de medir de forma fiable la temperatura es tomándola de forma rectal.

Golpe de calor

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